En La Habana, donde las pilas de desechos disputan espacio con el tráfico, las autoridades han decidido enfrentar el problema desde su raíz: averiguando exactamente cuánta basura se acumula cada día. No recogiendo más, no reparando equipos, no garantizando combustible, como piden sus residentes. No, midiéndola. Con rigor científico.
El estudio, promovido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en alianza con universidades y otras instituciones, según difundió el Canal Habana, busca ofrecer una radiografía precisa del volumen real de residuos que generan los hogares, las entidades estatales y las formas de gestión no estatal. Una especie de censo de basura con respaldo académico y toda la solemnidad posible.
Los primeros resultados, que se mostraron en una reunión semanal de alto nivel —esas que ya forman parte del paisaje administrativo de la ciudad tanto como un contenedor desbordado— sugieren que entre el 21 y el 27 de noviembre se recogieron 91 695 metros cúbicos de basura, más de 13 000 por día. La cifra está “por debajo” de la semana anterior, aunque cualquiera que camine por Santos Suárez, Centro Habana o Playa podría jurar que los números no se comportan con tanta modestia.
La Habana: una ciudad que no logra librarse de la basura
El análisis también repasó la odisea de los equipos: menos camiones disponibles, roturas inevitables, neumáticos ausentes, baterías que “decidieron” no seguir trabajando y combustible que llegó tarde. A cambio, crecieron las brigadas de barrenderos y se fabrican carritos piker, cajas ampiroll y contenedores como si eso, por sí solo, fuera a desatascar la ciudad.
En Facebook, la población capitalina reaccionó con esa mezcla de resignación, ironía y cansancio que ya funciona como mecanismo de defensa. A.D. resumió su posición en una línea: “Recoger la basura a diario. Todo lo demás es secundario.” K.M.G. celebró haber encontrado al fin una explicación para la acumulación en su barrio: “Era para el estudio.” N.R. pidió menos doctorados y más escobas, mientras D.V. señaló lo que muchos piensan: “Las estadísticas y los informes son su obsesión.”
Así marcha La Habana: una ciudad que no logra librarse de la basura, pero que pronto sabrá con exactitud cuánta tiene… mientras la epidemia de arbovirosis avanza como recordatorio de que los vectores no esperan por estadísticas. La capital continúa atrapada entre montones de desechos, ciclos de fumigación que se quedan cortos y municipios donde la reacción llega siempre un poco después de lo necesario.
