En una parada más de su gira por Rusia, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo una escala en el túnel del tiempo: visitó la mítica y remozada fábrica de automóviles Moskvich en la capital rusa. Una parada que no fue casual porque pronto muchos de esos autos serán taxis en una ruta turística entre La Habana y Varadero.