La presencia de triciclos eléctricos en las calles cubanas se ha consolidado como una alternativa clave para el transporte urbano. Estos vehículos, ensamblados en Cuba con piezas importadas de China, han permitido conectar barrios y cubrir trayectos cortos en un contexto marcado por la escasez de combustibles y piezas de repuesto para ómnibus y taxis.