Cada 17 de diciembre, Cuba amanece distinta. No es un día cualquiera. Es una fecha marcada por la fe, por el dolor y por la esperanza de miles de personas que miran al mismo punto con una súplica silenciosa.
Cada 17 de diciembre, Cuba amanece distinta. No es un día cualquiera. Es una fecha marcada por la fe, por el dolor y por la esperanza de miles de personas que miran al mismo punto con una súplica silenciosa.