Millones de familias enfrentan dificultades por el caos legal en torno al programa SNAP

El cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos mantiene en incertidumbre a millones de beneficiarios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), mientras las decisiones judiciales y políticas generan retrasos y confusión en los pagos.

Pagos parciales y esperanzas frustradas

Cuando el Departamento de Agricultura (USDA) anunció que emitiría beneficios parciales tras una orden judicial, Trena Picou, residente de Houma, Louisiana, sintió un breve alivio. Esperaba recibir la mitad de su asignación habitual de 263 dólares para alimentar a sus dos nietos adolescentes. Sin embargo, solo obtuvo 64 dólares, suficientes apenas para leche, cereales y algo de carne.

Días después, un nuevo fallo judicial ordenó restablecer los pagos completos del programa, pero la Corte Suprema suspendió temporalmente esa decisión. “Uno hace planes para comprar comida y de repente se acaba”, lamentó Picou, de 68 años. “Es como si te quitaran el piso de debajo de los pies”.

Ella y su esposo, Tony, dependen del SNAP para alimentar a su familia. Han tenido que usar parte de sus pagos por discapacidad para comprar alimentos, temiendo ahora no poder pagar el alquiler ni los servicios.

Demandas, confusión y retrasos

El USDA ha emitido varios comunicados a los estados sobre la distribución de beneficios, mientras dos demandas federales buscan obligar a la agencia a cumplir los pagos. Un juez de Rhode Island ordenó primero entregar beneficios parciales y luego la totalidad, pero el máximo tribunal bloqueó la medida.

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Mientras tanto, el Senado aprobó un proyecto de ley temporal que permitiría reabrir el Gobierno y financiar el SNAP hasta finales de septiembre. Aun así, los pagos siguen llegando con retrasos y montos irregulares, dependiendo del estado.

En Ohio, Katherine Broadway, madre de dos niñas, revisa constantemente su tarjeta EBT. “Nos dicen una cosa y cinco minutos después ya no llega”, expresó frustrada. Para cubrir las compras, tuvo que pedir un préstamo. “Voy al baño y lloro porque me siento muy abrumada”, confesó.

Diferencias entre estados y temor entre beneficiarios

En Nebraska, Anthony Harris aún no ha recibido los 389 dólares mensuales que necesita su familia, mientras su madre en California ya obtuvo su ayuda completa. “Pensamos que tendríamos comida este mes y no tendríamos que preocuparnos”, dijo Harris, de 46 años. Él y su esposa han reducido sus comidas para alimentar a su hijo de 16 meses.

Algunos estados han repartido pagos completos; otros, solo una fracción. La confusión ha crecido entre los beneficiarios, que temen usar sus tarjetas EBT por miedo a que los fondos sean revertidos.

Jimmy Chen, director de la aplicación Propel, que ayuda a millones de hogares a gestionar sus beneficios, señaló que muchos usuarios creen que deberán devolver el dinero si gastan lo recibido. “Incluso los que han recibido algo no saben si podrán conservarlo”, explicó.

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La incertidumbre mantiene a millones de familias al borde del colapso financiero y emocional, mientras esperan que el Congreso reactive la financiación que garantice la asistencia alimentaria en todo el país.

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