Pese a las promesas de una nueva “era dorada” de Donald Trump, el pasaporte de Estados Unidos atraviesa uno de sus peores momentos. El documento, que hace una década lideraba el ranking global, se encuentra ahora al borde de salir del top 10 por primera vez en 20 años.
El índice Henley, elaborado por la firma británica Henley & Partners, mide la cantidad de destinos que cada nacionalidad puede visitar sin necesidad de visa previa. En el último informe, publicado el 22 de julio, se confirma que el pasaporte estadounidense ha caído una posición más respecto a enero.
Hoy, Singapur lidera el ranking, seguido de Japón y Corea del Sur (190 destinos), mientras que España, Italia, Francia, Alemania e Irlanda figuran en el tercer lugar. Actualmente, el estadounidense permite el acceso sin visado a 182 países, lo que lo coloca en el décimo puesto, por detrás de otros países como Canadá (184 destinos) y el Reino Unido (186). Algo que resulta increíble para muchos, tratándose de la primera potencia mundial.
Políticas que han limitado el acceso
Desde que Donald Trump volvió a la presidencia, su administración ha impulsado una política migratoria más restrictiva. Uno de los efectos más visibles ha sido la exclusión de algunos países del programa de exención de visado.
Por ejemplo, Rumanía, que había sido incluida bajo el gobierno de Joe Biden, fue retirada del programa, lo que generó tensiones con la Unión Europea. Además, países como Brasil volvieron a exigir visa a los ciudadanos estadounidenses. Desde abril, quienes deseen visitar ese destino turístico deben pagar casi 81 dólares por el visado obligatorio.
Estas medidas han generado una reacción en cadena. Aunque la intención oficial era proteger los intereses nacionales, el efecto ha sido un retroceso para la movilidad internacional de los ciudadanos estadounidenses.
Europa y Asia toman la delantera
El retroceso de Estados Unidos contrasta con el ascenso de pasaportes europeos y asiáticos. Las políticas de apertura, acuerdos bilaterales y estabilidad diplomática han consolidado la posición de países como España que se consolida como uno de los más poderosos y que comparte el tercer puesto del ranking junto a naciones como Italia, Finlandia y Dinamarca.
Incluso Canadá, que tradicionalmente ocupaba posiciones cercanas a Estados Unidos, ha logrado superarlo gracias a un acceso sin visa más amplio y estable.
Un documento aún codiciado
A pesar de la caída, el pasaporte estadounidense sigue siendo altamente valorado por inmigrantes que logran nacionalizarse, entre ellos miles de cubanos. El pasaporte de Cuba, por ejemplo, apenas permite viajar sin visa a 60 países y se encuentra en la posición 76 del índice Henley.
La diferencia sigue siendo abismal, pero la tendencia descendente del pasaporte estadounidense ha generado preocupación en sectores turísticos, académicos y empresariales.
¿Qué futuro le espera?
De continuar la misma política exterior, es probable que Estados Unidos pierda aún más terreno. Salir del top 10 supondría un golpe simbólico a su influencia internacional, en un mundo donde la movilidad y las relaciones diplomáticas marcan diferencias reales.
Por ahora, la “era dorada” prometida por la administración Trump parece haber quedado en el eslogan. En la práctica, el pasaporte estadounidense sigue bajando peldaños en silencio.
