Con el regreso de Donald Trump al poder, muchos se preguntan si realmente vale la pena solicitar una visa para viajar a Estados Unidos.

Las medidas migratorias más estrictas, los controles reforzados en los aeropuertos y las declaraciones del presidente han generado dudas entre quienes planeaban visitar el país por turismo, estudios o motivos médicos.

Las redes sociales recogen cada vez más testimonios de personas retenidas durante horas en los puntos de entrada, incluso con toda su documentación en regla.

Algunos relatan interrogatorios largos y cancelaciones inesperadas de sus permisos.

La incertidumbre se ha extendido también entre quienes ya han tenido visa antes, pero deben renovarla.

En este contexto, muchos postergan el trámite, temiendo una negativa o un proceso costoso y humillante.

Sin embargo, quienes esperen hasta después de septiembre podrían enfrentar algo más: un aumento sustancial en el precio.

Una nueva tarifa se suma al costo de la visa

El gobierno de Estados Unidos aplicará, a partir de septiembre, una tarifa adicional de $250 a todas las solicitudes de visa de no inmigrante.

Este nuevo cobro se ha denominado Visa Integrity Fee y forma parte de una reforma legal impulsada por Trump, que ya fue aprobada por el Congreso.

La medida afecta a quienes pidan visas por turismo, negocios, estudios, trabajo temporal, tratamientos médicos u otras razones no permanentes.

El pago no sustituye la tarifa habitual, sino que se añade. Por ejemplo, una visa B1/B2, que hoy cuesta $185, pasará a costar $435.

Quiénes quedan exentos y quiénes no

Los ciudadanos de países amparados por el Programa de Exención de Visado (como España, Francia, Japón, Corea del Sur, Chile o Israel) no deberán pagar esta nueva tarifa.

Tampoco la mayoría de los canadienses. Sin embargo, el resto de los solicitantes, incluidos los latinoamericanos, sí tendrán que abonarla.

La legislación establece además que la cantidad podrá ajustarse cada año según la inflación, a partir del año fiscal 2026.

El Departamento de Seguridad Nacional será el encargado de aplicar y modificar esta política según lo estime necesario.

El impacto para viajeros y estudiantes

La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que esta tarifa generará más de 28.900 millones de dólares de ingresos entre 2025 y 2034.

Calculan que se emitirán 120 millones de visas no inmigrantes en ese período.

Diversas voces del sector turístico ya expresaron su rechazo. Erik Hansen, vicepresidente de la Asociación de Viajes de Estados Unidos, afirmó a CNN que “la nueva tarifa aumenta los costos iniciales de entrada en un 144 % sin mejorar los tiempos de espera”.

¿Habrá opción de reembolso?

Sí, pero con muchas condiciones. La ley permite reclamar la devolución solo si el titular de la visa cumple estrictamente con todos los términos: no quedarse más allá del tiempo permitido, no trabajar ilegalmente, ni infringir las condiciones del visado.

Los mecanismos para pedir el reembolso todavía no están definidos. Y según la propia CBO, la mayoría de los solicitantes no podrá acceder a la devolución hasta varios años después.

También afecta a quienes renueven su visa

La abogada Carolina Aguilar Román explicó que esta tarifa también se aplicará a quienes renueven una visa ya existente, incluyendo personas que entraron legalmente y ahora están solicitando asilo.

“Esto afecta especialmente a quienes enfrentan dificultades económicas desde el inicio”, advirtió.

A días de eventos internacionales clave

El nuevo cobro coincidirá con una temporada de gran flujo internacional: la Ryder Cup 2025, la celebración del 250 aniversario de Estados Unidos, la Copa Mundial de Fútbol 2026 y los Juegos Olímpicos de 2028. Se espera la llegada de hasta 40 millones de visitantes en los próximos años.

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) reiteró su mensaje: “Una visa es un privilegio, no un derecho. Solo quienes respeten nuestras leyes y procedimientos serán bienvenidos”.