Hace más de dos años, la administración del ex mandatario norteamericano, Donald Trump, limitaba los vuelos comerciales y de chárteres entre Estados Unidos y Cuba, a los que pudieran acceder por el Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana. 

Desde diciembre de 2019, los cubanos residentes en Estados Unidos, no pudieron entrar a aeropuertos de provincias como Santa Clara, Varadero, Camagüey u Holguín. Con excepción de la capital cubana, Washington prohibía a todas las aerolíneas estadounidenses realizar vuelos comerciales a provincias. American, Jet Blue y Southwest, salían afectadas, con al menos ocho vuelos diarios. 

La excusa para ello era el apoyo del gobierno de Cuba al de Venezuela. “Le pedí a la Secretaria de Transporte, Elaine l. Chao, que suspenda el servicio aéreo programado entre EE.UU y todos los aeropuertos cubanos, excepto el aeropuerto José Martí de La Habana. Esta acción evitará que el régimen de Castro se beneficie de los viajes aéreos estadounidenses y use los ingresos para reprimir al pueblo”, aseguraba entonces el secretario de Estado, Mike Pompeo. 

Entonces, American Airlines respondía que se quedaba revisando el anuncio y continuaría cumpliendo con la ley federal. Añadiría que trabajaría con la administración y actualizaría las políticas y procedimientos con respecto a los viajes a Cuba. La aerolínea Jet Blue indicaba algo similar pues afirmaba que operaría en total conformidad con la nueva política sobre el servicio aéreo programado entre Estados Unidos y Cuba. 

“Estamos comenzando a trabajar con nuestros diversos socios gubernamentales y comerciales para comprender el impacto total de este cambio en nuestros clientes y operaciones «, decía entonces. Dos años después de esa medida, ambas compañías aéreas siguen volando, pero solamente a La Habana. 

VUELOS DE EE.UU A CUBA, SOLO A LA HABANA

Dos años después, Estados Unidos seguirá manteniendo esta limitante, que afecta a los millones de cubanos que viven en ese país, pues tienen que desplazarse cientos de kilómetros hasta los hogares de sus familiares en el interior de la isla, algo que acortaban cuando se volaba a aeropuertos como los de Santa Clara, Cienfuegos o Santiago de Cuba. 

Los últimos reportes de prensa, señalan que las limitantes continuarán durante la presidencia de Joe Biden, que tímidamente apenas ha anunciado que reabrirá con restricciones algunos servicios en la Embajada de Estados Unidos en La Habana y sigue estudiando el tema de las remesas a Cuba, sin solución a corto plazo. 

El gobierno de Cuba dice que estas medidas implican separaciones a casi dos millones de personas de ciudadanía cubana que residen en Estados Unidos. El normal flujo de viajeros entre ambos países ha sido interrumpido en varias ocasiones por motivos políticos. Siempre los más afectados han sido los de ambas orillas del estrecho de la Florida.