En medio de la crisis de presupuestos, económica y social que vive Cuba, el gobierno de la isla invirtió miles de dólares para un espectáculo de drones en Cayo Coco, durante la noche inaugural de la Feria de Turismo (FITCuba 2024), en una muestra más del espaldarazo del gobierno a este sector.

Según el Proyecto Inventario en la red social X, el espectáculo de drones en Cuba, durante FITCuba, se usó para «entretener a los participantes en la inauguración de esta feria turística con un espectáculo lumínico a cargo de una empresa española (UMILES) que solo por una boda cobraría 19 mil euros». Más de 20 mil dólares al cambio actual. 

«¿A cuántos días de bloqueo equivaldrá el show de drones ese?», preguntó al respecto en dicha red social un cubano interesado en el derroche de dinero para 15 minutos de espectáculo de drones en Jardines del Rey.

Al mismo tiempo, varias instituciones oficiales se hicieron eco del show de drones en la sede del evento turístico, donde altos funcionarios del gobierno, como el propio presidente Miguel Díaz-Canel, asistieron. Por ejemplo, la página de Facebook, de Educación, en Santa Cruz del Sur, habló en sus redes, con varias imágenes de show de «con los Van Van y drones en el cielo comenzó la Feria Internacional de Turismo en Cayo Coco».

Drones en FITCuba: ¿y el cubano de a pie?

Mientras el gobierno cubano se gastaba miles de dólares por el show de drones en FITCuba, el cubano de a pie, sigue lidiando con la escasez y los atrasos de los productos de la bodega y el dinero se invierte en turismo, cuando la salud, la educación y los programas sociales están tan depauperados.

¿Cómo entrar drones a Cuba? La Aduana General de la República de Cuba prohíbe en términos prácticos la importación de cualquier medio aéreo no tripulado por parte de los pasajeros que arriban a la isla, con contadas excepciones, como empresas autorizadas. 

Lo anterior no solo incluye los denominados drones, sino también cualquier juguete u otro tipo de objeto operado mediante el uso de un control a distancia, como es el caso de pequeños helicópteros de juguete que no rebasan la altura máxima de vuelo de unos pocos metros.