¿La ciudad sumergida de la Atlántida está en Cuba?

En más de una ocasión, los medios de prensa internacionales han apuntado que en las profundidades de la península cubana de Guanahacabibes, en Pinar del Río, descansa una ciudad sumergida, que pudiera apuntar a la mítica Atlántida, uno de los tantos misterios de la humanidad.

¿Qué se sabe al respecto?

En los 2000, la oceanógrafa ruso-canadiense Paulina Zelitsky y el empresario canadiense Paul Weinzweig, encontraron en esa zona, mientras “cazaban” tesoros escondidos en galeones hundidos, algunas formaciones rocosas en el fondo marino que describieron como pequeñas “pirámides y templos”. 

De inmediato, los entusiastas de la “Atlántida” apuntaron a que este hallazgo pudiera apuntar a su existencia real en la superficie, aunque otros lo descartaron y pensaron que en cualquier esas “pirámides” serían restos de las ciudades mayas que se asentaron hace cientos de años en la zona de Yucatán, cercana a Pinar del Río. 

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Estudios posteriores apuntaron a que estas piedras, presumiblemente bien organizadas por la “mano del hombre” y una civilización tendrían más de 6 mil años. Las hipótesis volvieron y se crearon varias teorías sobre la supuesta ciudad sumergida en las costas cubanas como algo creado por fenómenos naturales, una isla antigua que se hundió o una construcción humana. 

¿LA ATLÁNTIDA PERDIDA ESTÁ EN CUBA?

Según Manuel Iturralde-Vinent, geólogo cubano que se unió a una expedición en la zona en 2002, en declaraciones a Juventud Técnica, “las imágenes de sonar de barrido lateral muestran una zona donde hubo deslizamientos de terreno por las laderas más escarpadas y donde estos procesos siguen activos”. 

“Hasta qué punto esos deslizamientos hayan podido formar estructuras alargadas es algo por determinar, pero no deja de ser interesante”, añadió. Iturralde negó que existan en ese fondo “enormes pirámides o paredes y otras estructuras construidas”. 

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“Eso no está probado. Tampoco se puede afirmar que las rocas en el fondo del mar sean granito, pues lo más probable es que sean calizas”, precisó. El geólogo cubano cree que la naturaleza pudo crear esas formaciones, parecidas a construcciones humanas, perfectamente. 

“Aunque se habló de escrituras, no vi ninguna ni se han mostrado. Por tanto, científicamente no es aceptable, porque no hay evidencia”, sentenció. 

La Atlántida, fue un mítico continente que Platón describió como “una utopía avanzada y rica”, que fue castigada por los dioses con un cataclismo. 

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5 comentarios en «¿La ciudad sumergida de la Atlántida está en Cuba?»

  1. El problema es que no solo hay una ciudad debajo del mar sumergida, si qué este país Cuba lleva ya varios años sumergida en miseria y ambre y necesidad

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  2. Bueno de todo lo cierto es que mi cuba esta maldita por los dioses sean griegos o no es una isla maldecida del la cual la miseria y el hambre se apoderan cada vez más

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  3. Cómo estudiosa de culturas antiguas, sí creo posible que existan restos de la Atlántida en la zona del Caribe, exactamente en los contornos de la isla de Cuba,Hay evidencias significativas que deberían analizarse detalladamente
    y que podrían ayudar a esclarecer el importante enigma histórico de los atlantes que nos legó la sabiduría de Platón. Saludos, Lic.Julia Calzadilla Nuñez, egiptóloga.

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  4. Uhmm… Este parece un artículo de los años 2000 desempolvado y resucitado. No pensé ver más este tipo de menciones en prensa al tema aquél de la ciudad sumergida. Han pasado veinte años ya de aquello. Yo fui parte de aquel equipo y proyecto, que se llamó Exploramar, y vi y viví todo aquello en primera persona, en tiempo real, una parte de ello como piloto de ROV, manipulando desde superficie el vehículo submarino que tomaba las imágenes abajo.

    Lamentablemente eso que afirman acerca de que en las imágenes se aprecian pirámides, la verdad es una fantasía: no hay tal cosa. De hecho, si hubiese allá abajo una pirámide al estilo de Chichén Itzá o Teotihuacán, en México, sería absolutamente imposible visualizarlas y tomar conciencia de ellas a partir de imágenes de video captadas por un ROV. La razón es física: atenuación de la luz dentro de la columna de agua, y por ende, alcance de la visión de las camaras. Con exploración de sonar integrado en un mosaico 3D (algo no muy desarrollado hace veinte años) tal vez sí se pueda ganar una imagen e idea más global como para sacar conclusiones.

    Hay formaciones medio raras allá abajo, eso sí. Con cierto aspecto geométrico, inquietante a veces, sobre todo para ojos como los nuestros entonces, ya entrenados y acostumbrados a ver y reconocer la manera en que la naturaleza se manifiesta espontáneamente en el fondo marino de aguas profundas. Formas angulosas a veces, de hecho. Pero decir por eso que son de origen humano, así sin más, realmente no sería ni mínimamente serio.

    Yo siempre le digo a los fanáticos de estos temas, que la única manera de clarificar lo que en verdad haya, y su origen, es yendo de nuevo y explorando el área con tecnología de sonar contemporánea, de preferencia sobre AUVs (autonomous underwater vehicles) y generando mapas 3D de calidad a partir de un entramado de rutas apropiadamente trazado sobre la zona, filmando en la mejor resolución posible luego (VHS era lo que teníamos nosotros) y tomando muestras geológicas para ver de qué se trata todo. Todo eso integrado es en mi opinión condición indispensable para dar una respuesta fundamentada. Si esa respuesta implique hay que cambiar la historia, pues que se cambie porque contra la evidencia científica no hay como ir. Y si prueba que no, pues no.

    Hasta México se movió el proyecto Exploramar a mediados de 2004 para equiparse con tecnología que no podía entrar a Cuba, y hasta diciembre de ese año estuvimos esperando en Puerto Progreso – Mérida, con un barco rentado y equipado,la autorización del gobierno cubano para entrar de nuevo al área y bajar. Nunca llegó, y el 31 de diciembre del 2004 terminó el tiempo de vida de Exploramar, sin que el gobierno lo quisiera renovar por otros cuatro, y con ello acabó toda posibilidad, de nuestra parte, de llevar la exploración más allá.

    Otros, espero, tendrán la posibilidad un día de continuar lo que nosotros iniciamos y llenar con respuestas objetivamente científicas los espacios que a nosotros se nos quedaron vacíos.

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