Cuatro muertos y 14 policías heridos en “uno de los días más vergonzosos para la democracia estadounidense”.

El Congreso de Estados Unidos oficializó este jueves a Joe Biden como presidente electo de los comicios del pasado 3 de noviembre, tras una tensa e inédita jornada que incluyó el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump para impedirlo.

En sesión bicameral se confirmó al demócrata junto a su vicepresidenta Kamala Harris, como vencedores, tras conseguir más de los 270 votos electorales necesarios para ganar la Casa Blanca. En el cónclave regido por el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, fue aceptado el triunfo de Biden, quien asumirá como nuevo presidente de los Estados Unidos el próximo 20 de enero.

Tras 4 horas de un asedio violento al Capitolio, que estuvo inicialmente alentado por Donald Trump y hasta celebrado por su hija Ivanka, se logró reiniciar la sesión conjunta de ambas cámaras para dar cumplimiento a un proceso que hasta la fecha había sido considerado una mera ceremonia formal, pero que esta vez a tomado un cariz distinto a partir de las incitaciones de Trump, quien al parecer abandonará el cargo sin reconocer su derrota.

Más allá de sus infundadas acusaciones, sobre la espalda del actual mandatario deben pesar, argumentaron algunos senadores, los vergonzosos sucesos de este miércoles, que dejaron como más lamentable saldo cuatro muertes, 14 policías heridos y medio centenar de detenciones,

La sesión al final duró más de siete horas debido al debate de los congresistas, fundamentalmente sobre las dos objeciones presentadas por aliados de Trump sobre los resultados en Pensilvania y Arizona. Pero en respeto a la democracia, y tal como se esperaba, ambas cámaras validaron los resultados que le otorgan la victoria a Biden.

El vergonzoso asalto al Capitolio fue la gota que colmó la copa incluso para los propios republicanos, y disuadió a algunos de aquellos que pensaban presentar objeciones sobre los resultados de otros estados.

El presidente saliente, Donald Trump, había presionado a sus legisladores leales, e incluso al propio vicepresidente, Mike Pence, para que se arrogara poderes que no le están conferidos por la Constitución, y buscara revertir el resultado electoral.