Afloran no pocos problemas para el inicio de la temporada alta de turismo en Cuba. Así se ha dado a conocer en un reciente trabajo sobre uno de los principales destinos de la isla, Jardines del Rey. 

Si hace poco se aseguraba con bombos y platillos que todo estaba listo en el aeropuerto de ese polo turístico para la temporada invernal, una reunión reciente entre autoridades del MINTUR en Ciego de Ávila arrojó no pocas preocupaciones. 

De acuerdo a información del periódico Invasor, las cuatro cadenas hoteleras que operan en el polo avileño, Gran Caribe, Cubanacán, Islazul y Gaviota, tienen un buen booking (habitaciones reservadas). 

Sin embargo, “la gran preocupación es cómo mover diariamente más de 5000 trabajadores para garantizar el servicio”.

En este sentido, la escasez de combustible y “el estado técnico del parque automotor de la Empresa Transmetro (por debajo del 45 por ciento de disponibilidad en sus dos bases) obligará a la mitad de la fuerza laboral a permanecer terraplén adentro”, refiere el citado artículo.

Los trabajadores no solo tendrán que albergarse en instalaciones como el Aparhotel Azul, perteneciente a Islazul, sino que se reajustarán los horarios de los turnos de trabajo. 

Asimismo, el primer secretario del Partido en Ciego de Ávila orientó “revisar a fondo la cantidad de personas en cada viaje, los viajes por guagua, y optimizar los recursos disponibles”.

Por si fuera poco, hay plantillas incompletas. El Grupo Gaviota tiene déficit de personal, “debido a la fluctuación de la fuerza laboral y a la apertura de nuevos hoteles en Cayo Paredón”, señala la periodista Sayli Sosa Barceló.

Otro de los problemas tiene que ver con los suministros a los hoteles de la cayería. “Cinco empresas de la Agricultura y una cooperativa agropecuaria son los principales proveedores de Jardines del Rey, pero las dificultades con la energía eléctrica, el combustible y los financiamientos en moneda dura añaden presión a los productores”.

Un ejemplo es la empresa Agroindustrial Ceballos, que “necesita 12 horas continuas de electricidad, al menos cada dos días, para que la industria pueda procesar la papa prefrita y los jugos naturales con destino a los cayos”.