Cuba aumentó el precio de compra de la leche a los campesinos para elevar, tanto la producción de otros derivados lácteos, como la entrega a los niños. Sin embargo, las nuevas medidas adoptadas por el Ministerio de la Agricultura, aún dejan muchas insatisfacciones.

Por ejemplo, las disposiciones anunciadas establecen requisitos técnicos, en extremo, difíciles de cumplir por los ganaderos. El precio marcado, recientemente, es de $38.00 CUP por cada litro de leche entregado a la industria. La principal “traba” es que el producto debe tener una densidad mayor o igual a 1.030 gramos por mililitro.

El campesino que no pueda acreditar, según los densímetros de la industria, un nivel superior a los 1.028 gramos por mililitro, solo cobrará el litro a $17.00 CUP. Es obvio que los precios resultan muy bajos si tenemos en cuenta que esa misma leche, procesada por los propios ganaderos, dará un mayor resultado económico.

Calidad vs. cantidad

La normativa en vigor desde el pasado 1 de marzo no incentiva el acopio de más leche a la industria. Con la medida se pretende asegurar la calidad de la misma. De ahí, que resulte una indicación inflacionaria, no estimula la cantidad. Al existir mayor acopio, podría bajar el precio del producto según la Ley de Oferta y Demanda.

Las reacciones adversas de los campesinos sobre el tema no se han hecho esperar. El descontento nacional se muestra por las diferentes vías de comunicación, tanto virtuales como físicas.

Por ejemplo, un extrabajador del sector lácteo enfatizó en sus redes sociales la importancia de abordar el problema desde una perspectiva holística.

El experimentado explica que la calidad no puede ser el único foco sin antes asegurar la cantidad necesaria. “Son muchas las lagunas e incertidumbres… yo trabajé en el lácteo y sé de lo que hablo. Los problemas de organización y producción inciden directamente en los precios y la disponibilidad”.