En medio de la escasez de alimentos y la difícil situación económica en Cuba, el programa de televisión Chefarándula puede resultar molesto e inoportuno para muchos televidentes, comenta Soledad Cruz Guerra en su perfil de Facebook.

La adquisición de productos en MLC y los altos precios hacen que la gastronomía sea un tema sensible para gran parte de la población, que lucha por adquirir lo esencial para sobrevivir.

Si bien es cierto que existen restaurantes y sectores poblacionales que tienen acceso a ingredientes sofisticados, la televisión pública debe tomar en cuenta las inquietudes de sus televidentes y la realidad que enfrentan en su día a día.

El programa debería contribuir a la evolución de la dieta cubana, no solo por la escasez de alimentos, sino también por los malos hábitos alimentarios arraigados en la cultura.

Cocina al minuto, de Nitza Villapol, es un ejemplo de creatividad en tiempos de penuria, y programas como Chefarándula deberían tener en cuenta la realidad que viven los hogares cubanos en la actualidad.

Aunque puede resultar atractivo para algunos ver a artistas cocinando, en un contexto de escasez, debería haber cierto pudor y respeto hacia la difícil situación que enfrentan muchos cubanos.

Si bien no es responsabilidad exclusiva de Chefarándula no tener un enfoque más apropiado para el contexto actual, debería haber encargados de asesorar sobre los matices más convenientes para que un programa de televisión pública se comunique de manera efectiva con su diversidad de destinatarios.

*Este artículo no expresa exactamente el mensaje original.