El gobernador de Texas, Greg Abbott, tomará varias medidas para que cerrar el paso a los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos. Según reportan varios medios hispanos, ordenó colocar cercas de alambres de púas en las partes bajas del Río Bravo, en la frontera con México. Así las personas no podrán cruzarlo. 

También ha dispuesto reforzar la presencia militar en la zona fronteriza, con decenas de miles de agentes de seguridad. La policía estatal tiene igualmente órdenes de detener e inspeccionar todos los vehículos que ingresen al estado, para evitar la entrada ilegal de personas. 

En evidente desafió a la administración del demócrata Joe Biden, el gobernador republicano de Texas amenazó con llenar decenas de ómnibus con los migrantes capturados. El objetivo sería  mandarlos a la capital de Estados Unidos, Washington D.C., y vengarse así por la relajación en las políticas migratorias. 

Cerrar puertas ante una mayor migración

Según estadísticas de la Patrulla Fronteriza, cada día cruzan la frontera estadounidense como promedio más de 7 000 migrantes. Ante el reciente anuncio de la eliminación del Título 42, que establecía procedimientos más rápidos para la deportación debido a la pandemia, algunos aseguran que las cifras se dispararán. 

A partir de mayo, cuando eso suceda, se espera el arribo diario de 18 000 personas a las fronteras de Estados Unidos. Por eso Greg Abbott ha decidido tomar medidas drásticas. 

Una actitud diferente parece asumir el también republicano Doug Ducey, gobernador de Arizona. Como no aspira a reelegirse, no ha hecho causa común con los integrantes de su partido que piden considerar la llegada de inmigrantes como una invasión. Ello justificaría tomar medidas extraordinarias, como las usuales en una guerra. 

Esas son precisamente las ordenadas por el gobernador de Texas, y que harán aún más tortuoso el camino para los que buscan el sueño americano.